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MISIONERAS AUXILIARES

MISIONERAS AUXILIARES

UN POCO DE HISTORIA

María Isabel en Montecorto-Málaga en 1923. Es la que está sentada a la derecha, a su lado Leonor Werner. Atrás Rosario Merencia y Ana María muyer del notario de Algodonales

Desde que fue destinado a Málaga, en el año 1912, al Rvdo. P. Tiburcio Arnaiz S.I., nuestro fundador, le preocupó la situación de miseria material y, sobre todo, espiritual que se vivía en los llamados “corralones” (casas de muchos vecinos, en los barrios marginales).

Pero, ¿qué podía él hacer? El ambiente antirreligioso que se respiraba en aquellas zonas impedía prácticamente a los sacerdote acercarse a estas almas. En una ocasión, hasta llegaron a tirarle una rata muerta. Pronto encontró la solución. Entre sus dirigidas, se rodeó de un grupo de valientes colaboradoras. Leemos en una de sus cartas de aquellas fechas: “Yo he tenido en estos años en Málaga a varias señoras en vida apostólica, pero viviendo cada una en su casa…”.

 ¿En qué consistía esta “vida apostólica”? Guiadas por el Padre, comenzaron a dedicar su tiempo libre a adentrarse en alguno de esos corralones:

Alquilaba una habitación o conseguía del dueño que se la cediese. Entonces mandaba allí a algunas de estas abnegadas criaturas. Iban de siete a nueve de la tarde y comenzaban a reunir, primero a la chiquillería, luego a las jóvenes y más adelante a las mujeres y también a los hombres.

No cuesta mucho pensar cuál sería la extrañeza de aquel vecindario a los comienzos de esta iniciativa y la de saliva que tendrían que tragar las buenas catequistas. Ellas con paciencia y constancia, iban enseñándoles  las primeras letras, a leer, a escribir, a hacer las cuentas más sencillas y las más elementales nociones de religión.

Poco a poco, la indiferencia y la frialdad del principio iban desapareciendo y se mostraban agradecidos, al ver que se interesaban por ellos.

Una vez caldeado el corazón de aquellas pobres gentes, e iluminada, en lo más necesario, su inteligencia, el Padre les daba una «misioncita» durante tres noches para prepararlos a recibir los Sacramentos.

El P. Arnaiz con María Martos de Benítez, en laguna de las primeras Doctrinas Rurales

Pronto, el celo que lo consumía, y gracias al encuentro providencial con María Isabel González del Valle,  le llevó a extender este apostolado no sólo a las zonas más desfavorecidas de la capital, sino también a los pueblos y cortijos diseminados en los campos, a los que, debido a su aislamiento y la escasez de sacerdotes, era más difícil que les llegase la asistencia religiosa.

María Isabel encontró aquí el modo concreto en el que el Señor le pedía que se consagrase plenamente a Él. Las demás colaboradoras, dirigidas del P. Arnaiz, continuaron prestando su valiosísima ayuda en este apostolado rural, pero como «auxiliares», no de forma permanente como ella. Con el paso del tiempo, se juntaron a María Isabel, otras compañeras, que también sintieron esta vocación, comenzando a vivir en comunidad y dejando definitivamente sus casas y familia. De este modo surgió la Obra de las Doctrinas Rurales.

Pero la figura de la “misionera auxiliar” nunca ha desaparecido. Seguimos contando con un grupo de generosas jóvenes que quieren dedicar una parte de su tiempo (cada una según sus posibilidades) colaborando en el apostolado de nuestras Doctrinas.

Gracias a ellas podemos multiplicar nuestros esfuerzos asistiendo a un mayor número de parroquias. Principalmente en los días de Semana Santa, pero incluso durante cursos enteros. Por eso, ellas merecen nuestra mayor gratitud.

Al implicar a sus dirigidas en este tipo de apostolado, el P. Arnaiz se adelantó a poner en práctica, de forma eminente, las enseñanzas del Papa Francisco en su Exhortación apostólica Evangelii gaudium (120):

“La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos somos “discípulos” y “misioneros” sino que somos siempre “discípulos misioneros”. Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos “¡Hemos encontrado al Mesías” (Jn 1, 41). La Samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús “por la palabra de la mujer” (Jn 4, 39). También Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, “enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios” (Hch 9, 20). ¿A qué esperamos?”

 Animamos a todas aquellas que sienten esta inquietud misionera,  a que no la dejen ahogar en su corazón, sabiendo que, como decía el P. Arnaiz, “bien nos regala Dios cuando nos deja que lo sirvamos en sus hijos”.

TESTIMONIOS DE AUXILIARES

Continua colaborando como auxiliar y está acabando sus estudios

Mª Montserrat   Sellas Vila

El regalo que  el Señor me concedió de pasar un curso con las misioneras  ha sido para mí de mucho provecho en todos los sentidos.

He podido comprobar la mano de Dios y su Misericordia infinita para con todos.

También he tenido la oportunidad de conocer, mucho más de cerca, la sociedad y el ambiente actual. Sabía que el mundo estaba muy mal, pero tratar con tantas personas y  acercarme a sus vidas me ha iluminado muchísimo respecto a esta realidad.

Mª Montserrat organizando el juego con los niños

Aunque me costó bastante decidirme a dar el paso, ahora, si miro hacia atrás, pienso que ha valido la pena el sacrificio: haber entregado el curso a Dios  y haber tenido la oportunidad de decir a tantas personas lo mucho que Él nos ama.

Animo a todas las chicas a que hagan esta experiencia de entrega al Señor y seguro que después verán como yo, «el ciento por uno» en todas las cosas.

 

 

Continua colaborando como auxiliar y está acabando sus estudios

Mª Teresa Sellas

He tenido la oportunidad de estar en una Doctrina como auxiliar, el curso pasado. (Curso 2014-2015)

Durante estos meses, lo que más me ha sorprendido ha sido comprobar cómo, poco a poco, las almas se iban transformando por el poder de la Gracia. Era bonito y gratificante ver a la gente atraída por el Señor y sus cosas, y cómo personas que, en las primeras visitas, nos habían rechazado, más tarde se convirtieron en colaboradoras inseparables; y corazones que, parecían fríos o impenetrables, se ablandaban y se dejaban acariciar y consolar por el Señor. Fue un cambio palpable y efectivo que logró bonitas conversiones.

Son muchísimas las cosas con las que he disfrutado, como las actividades con los niños, las graciosísimas clases de memoria, pero sobre todo en las clases de manualidades con las mujeres. En ellas había siempre un ambiente gozoso y bullicioso donde reinaba el amor y la alegría. Hasta las mismas alumnas se sorprendían de que hubiera ese  buen rollo y familiaridad entre ellas y con las hermanas.

 

Mª Teresa dando catequesis a un grupo de niños

Otra experiencia enriquecedora fue poder participar en dos  Misiones Populares, una en La Rabita y otra en S. Antonio, y ver cómo el Señor a veces quiere dejarnos ver un poco el fruto del trabajo realizado, pues la Misión, al final de curso, fue una lluvia de bendiciones para el pueblo.

 

Aunque teníamos mucho trabajo y tenía que poner los cinco sentidos, había veces en que la mente estaba en otro sitio: en la familia. Esto fue lo que quizás me costó más, separarme por unos meses de mi familia. Es un desgarro en el alma que no es fácil acallar; pero es tan difícil como necesario. Pues esta separación temporal ha conseguido que la valorara más y, por supuesto, que rezara más por todos ellos.

Si alguien me preguntase si es conveniente pasar un año como auxiliar le respondería sin dudar que sí. Son unos meses de cursillo intensivo para aprender sobre la vida, tanto material como espiritualmente. Pasas más tiempo cerca del sagrario y empiezas a tener una intimidad con el Señor que paulatinamente va transformando tu interior. Es una experiencia de la que jamás me arrepentiré porque ha sido como un libro de instrucciones para muchas situaciones con las que seguro me voy a encontrar a lo largo de mi vida.

 

Mª Carmen Domínguez – TESTIMONIO DE UNA AUXILIAR que prestó su ayuda en 2007

Mª Carmen Domínguez está en el centro

La última semana de junio tuve ocasión de vivir y participar en la Santa Misión que el párroco de Valdeolivas (Cuenca), junto con las Misioneras de las Doctrinas Rurales, organizaron en el municipio. Fue una experiencia impresionante. Durante esta semana se bendijeron todas las casas del pueblo y cada vecino tuvo la oportunidad de acercarse al Señor. El P. Diego Muñoz S. I. predicó la Misión que duró una semana. Pude acompañar en sus visitas a los dos padres y presenciar la labor que realizaron. Es emocionante ver cómo las almas se van ablandando con la llegada del Señor a su casa, y la alegría que deja la visita del misionero con Cristo vivo en la Eucaristía.

Las Misas, rosarios de la aurora y demás actos previstos, estuvieron muy concurridos. Fue una semana intensa; todos estaban encantados y aprovechando el gran regalo que Dios les estaba haciendo.

Animo a todas las jóvenes que puedan a que ayuden en estas misiones porque, además del bien que podemos hacer con la Gracia de Dios, el Señor no se deja ganar en generosidad y también la derrama sobre nosotras.

Mª Carmen Domínguez

Actualmente está consagrada al Señor en el Carmelo de la Encarnación de Ávila

 

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MISIONES

MISIONES

(La letra en cursiva pertenece a la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco).

Acto de recibimiento de los misioneros

Acto de recibimiento de los misioneros

Acto de recibimiento de los misioneros

Además de llevar a cabo una Doctrina (estancia más larga en los lugares misionados), las misioneras también organizan o ayudan en la organización de Misiones Populares en las parroquias donde son requeridas. La Misión es una campaña intensiva de evangelización para dar oportunidad a las almas a que conozcan o profundicen en la fe católica, a revitalizar y volverles a ilusionar en la práctica religiosa. La evangelización es un mandato que ha recibido la Iglesia de Jesucristo:

 “19. La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20). En estos versículos se presenta el momento en el cual el Resucitado envía a los suyos a predicar el Evangelio en todo tiempo y por todas partes, de manera que la fe en Él se difunda en cada rincón de la tierra.

9.El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla. Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: « El amor de Cristo nos apremia » (2 Co 5,14); « ¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio! » (1 Co 9,16).”

En la premisión, uno de los actos es convocar a los jóvenes

La duración es más corta: de una semana a un mes. La táctica es ir un grupo de misioneras unos días o semanas antes de la llegada de los misioneros para preparar el camino. El fin de esa estancia previa es dar conocimiento a la  gente de los actos de la Misión, abrirles el apetito y las ganas para ir a los actos y conocer el terreno visitando las casas (localizar a los enfermos, contactar con los niños, jóvenes, agentes pastorales, hacer programa de misión, etc.). La Misión es para todos: los cristianos comprometidos, los que no practican y los que aún no conocen a Jesús.

Los jóvenes con el misionero

Celebración del Sacramento de la Unción de Enfermos

 

 

 

 

 

 

 

“La nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos.10 En primer lugar, mencionemos el ámbito de la pastoral ordinaria, « animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna ».11 También se incluyen en este ámbito los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.

En segundo lugar, recordemos el ámbito de « las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo »,12 no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.

Finalmente, remarquemos que la evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio.”

Visita a los enfermos

La Misión comienza con el recibimiento de los misioneros y para ese acto de bienvenida participan los distintos grupos de la parroquia. A lo largo de la Misión se tienen distintos momentos con predicación: Rosario de la aurora, acto general por la noche, con los niños, con los jóvenes, visita a los enfermos, celebración comunitaria de enfermos, Viacrucis por las calles, misa por los difuntos en el cementerio…, todo adaptado a las circunstancias de la Parroquia.

2.“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.”

Los católicos tenemos que mostrar al mundo la Verdad que es Jesucristo para darles la opción de esa vida digna y plena. Dios ha concedido a las Misiones Populares gracias especiales, las predicaciones sobre las Verdades eternas,  sobre los Sacramentos como fuentes de Gracia, sobre la oración y  la moral católica, mueven los corazones a acercarse al Señor. La facilidad para  las confesiones, el templo abierto todo el día con múltiples actos, la paz que entra en las familias visitadas por los misioneros y el ánimo y gozo que reciben los enfermos con los Sacramentos, la alegría contagiosa que prende los corazones que recuperan la Gracia divina, las Avemarías desgranadas por las calles del pueblo todas las mañanas en el Rosario de la Aurora crean un clima especial en la parroquia donde se facilitan las reconciliaciones, se hacen muchos buenos propósitos, se aviva la fe de los cercanos, se atrae a los alejados y se enfervoriza a los tibios. Siempre con la conciencia de que somos siervos inútiles, que hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Rosario de la aurora

Rosario de la aurora

Acto del viacrucis

 

1.“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento…”

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DOCTRINAS

QUÉ ES UNA «DOCTRINA»

 

Llamamos «Doctrina», a la estancia de las misioneras en un pueblo durante el tiempo necesario para que sus habitantes, conociendo a Jesucristo e instruyéndose en las principales verdades de la fe cristiana, sepan lo necesario para salvarse y estén en condiciones de poder recibir los sacramentos.  Viviendo con ellos y como ellos, se comienza a visitar el pueblo para hacerse cargo de sus intereses y necesidades.

«Bien nos regala Dios cuando nos deja que le sirvamos en sus hijos».

(P. Arnáiz)

DESARROLLO DE UNA «DOCTRINA»

Sorprendidos por la variedad de clases y actividades y… todo gratuito!!!, acuden cautelosos chicos y grandes, sin imaginar que en el rato de catequesis que tendrán, sus corazones van a recibir una abundante lluvia de gracias.

 

 

 

«Un espíritu lleno de Dios y enamorado del bien de las almas, cuanto más trabaja más ama y es el trabajo como la leña que ceba el fuego del divino amor». (P. Arnáiz)

La parroquia adquiere nueva vida: todos los días se toca la campana para el rosario y visita al Santísimo, se solemniza la Santa Misa de los domingos. En las grandes ceremonias se procura una preparación especial, a veces con representaciones escénicas…

«El fruto que el Señor está haciendo es grande y consolador. ¡Las almas van a Él con amor y alegría cuando lo encuentran!» (María Isabel)

Se procura a lo largo de la estancia que tengan oportunidad de tener charlas de formación o testimonial con ocasión de ciertas solemnidades: Inmaculada, Navidad, Semana Santa, Mes de Mayo… También la recepción de algunos sacramentos en comunidad (Unción de enfermos, Confirmación…) y una semana de misión popular. Son ocasiones para completar su formación religiosa y abrir sus corazones al Señor.

¿Y después? Se anima a los más formados para continuar la labor, en catequesis, rezo del rosario, visita de enfermos, cuidado de la iglesia, se fundan o revitalizan asociaciones que ayuden a la perseverancia…  “De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer”. (1 Corintios 3,7)

 

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MEDIOS DE APOSTOLADO

MEDIOS DE APOSTOLADO

 

Durante el tiempo que dura la estancia de las misioneras en los pueblos o barrios, viven entre ellos como unas vecinas más, y los medios de apostolado los adaptan a cada lugar, con cualquier actividad o servicio que les permita acercarse a sus habitantes para instruirlos en las principales verdades de la fe, hacerles todo el bien que puedan y preparar así los caminos al Señor.

En las primeras semanas ya procuran visitar todas las casas; de esta forma se hacen cargo de sus intereses y necesidades para poder programar las diferentes actividades que van a realizar:

  • Catequesis para todas las edades y formación de catequistas.
  • Imparten clases y talleres, que siempre son gratuitos y para todas las edades (manuales, informática, labores, corte y
    confección, inglés, memoria, mecanografía, repaso para jóvenes y niños, música, alfabetización, preparación para graduado de secundaria, preparación para el examen teórico del carnet de conducir, español para inmigrantes etc.). Forma parte integrante de la dinámica de estos talleres detenerse unos minutos cada día, para ir explicando el Catecismo: Credo, vida de Jesucristo, Sacramentos, oración y moral.

 

  • Visitan todas las casas, pero con más frecuencia las de personas enfermas o necesitadas, animándolos a vivir sus sufrimientos unidos a Cristo y, con explicaciones muy sencillas de la fe (según la capacidad de cada uno), despertar en ellos el deseo de recibir los Santos Sacramentos.

  • A lo largo del curso se procura organizar algunas conferencias, instructivas o testimoniales, impartidas por personas cualificadas, sobre todo con ocasión de ciertas solemnidades: La Inmaculada, Navidad, Semana Santa, Mes de Mayo…

 

Catequesis a los niños

Conferencias formativas

Catequesis de adultos

  • En general se valen de todas aquellas otras actividades que puedan ser cauce para mostrar el cariño y cercanía por las necesidades e intereses de sus misionados, como teatro, excursiones, coro, etc.

Conferencias formativas a los jóvenes

  • Como final de su estancia suelen tener una semana de Misión Popular. Son nuevas ocasiones para ensanchar los deseos de abrir los corazones al Señor, para preparar el encuentro de cada persona con Él.

    Visitas a enfermos

  • Clases de teórico del carnet de conducir

Clases de manualidades

Taller de memoria

Clases de inglés

Clases de labores