MISIONES
(La letra en cursiva pertenece a la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco).
Además de llevar a cabo una Doctrina (estancia más larga en los lugares misionados), las misioneras también organizan o ayudan en la organización de Misiones Populares en las parroquias donde son requeridas. La Misión es una campaña intensiva de evangelización para dar oportunidad a las almas a que conozcan o profundicen en la fe católica, a revitalizar y volverles a ilusionar en la práctica religiosa. La evangelización es un mandato que ha recibido la Iglesia de Jesucristo:
“19. La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20). En estos versículos se presenta el momento en el cual el Resucitado envía a los suyos a predicar el Evangelio en todo tiempo y por todas partes, de manera que la fe en Él se difunda en cada rincón de la tierra.
9.El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla. Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: « El amor de Cristo nos apremia » (2 Co 5,14); « ¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio! » (1 Co 9,16).”
La duración es más corta: de una semana a un mes. La táctica es ir un grupo de misioneras unos días o semanas antes de la llegada de los misioneros para preparar el camino. El fin de esa estancia previa es dar conocimiento a la gente de los actos de la Misión, abrirles el apetito y las ganas para ir a los actos y conocer el terreno visitando las casas (localizar a los enfermos, contactar con los niños, jóvenes, agentes pastorales, hacer programa de misión, etc.). La Misión es para todos: los cristianos comprometidos, los que no practican y los que aún no conocen a Jesús.
“La nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos.10 En primer lugar, mencionemos el ámbito de la pastoral ordinaria, « animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna ».11 También se incluyen en este ámbito los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.
En segundo lugar, recordemos el ámbito de « las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo »,12 no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.
Finalmente, remarquemos que la evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio.”
La Misión comienza con el recibimiento de los misioneros y para ese acto de bienvenida participan los distintos grupos de la parroquia. A lo largo de la Misión se tienen distintos momentos con predicación: Rosario de la aurora, acto general por la noche, con los niños, con los jóvenes, visita a los enfermos, celebración comunitaria de enfermos, Viacrucis por las calles, misa por los difuntos en el cementerio…, todo adaptado a las circunstancias de la Parroquia.
2.“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.”
Los católicos tenemos que mostrar al mundo la Verdad que es Jesucristo para darles la opción de esa vida digna y plena. Dios ha concedido a las Misiones Populares gracias especiales, las predicaciones sobre las Verdades eternas, sobre los Sacramentos como fuentes de Gracia, sobre la oración y la moral católica, mueven los corazones a acercarse al Señor. La facilidad para las confesiones, el templo abierto todo el día con múltiples actos, la paz que entra en las familias visitadas por los misioneros y el ánimo y gozo que reciben los enfermos con los Sacramentos, la alegría contagiosa que prende los corazones que recuperan la Gracia divina, las Avemarías desgranadas por las calles del pueblo todas las mañanas en el Rosario de la Aurora crean un clima especial en la parroquia donde se facilitan las reconciliaciones, se hacen muchos buenos propósitos, se aviva la fe de los cercanos, se atrae a los alejados y se enfervoriza a los tibios. Siempre con la conciencia de que somos siervos inútiles, que hemos hecho lo que teníamos que hacer.
1.“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento…”